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lunes, 22 de agosto de 2016

“APRENDIENDO A SER PADRES”. El primer día de escuela.


Todos los libros, artículos, programas de televisión, etcétera, que existen sobre el arte de ser buenos padres, intentan dar la receta mágica para ser los mejores en este campo, sin embargo, hay una frase por ahí que dice “Mucha madre es poca madre”, que tiene todo de cierto para la psicología. 

Tomemos, para este artículo, el concepto acuñado por el pediatra, psiquiatra y psicoanalista Donald Winnicott, una madre “lo suficientemente buena” es la que va a promover en el niño el desarrollo de su verdadero yo, de su independencia y esto se logra a partir de la “frustración”, permitiéndoles que se frustren para que entren en contacto con la realidad y pierdan su sentido de omnipotencia. El autor de este concepto, menciona que el bebé, al nacer, es totalmente dependiente de la madre, cree que es uno solo con ella, claro que es tarea de los padres brindarles seguridad y amor, pero también ayudarlos a “desilusionarse” gradualmente para que vayan comprendiendo que deben enfrentarse al mundo. 

En la teoría suena muy fácil decir que solo se debe dar a los hijos lo necesario, pero ante la vulnerabilidad que ellos proyectan, es inevitable generar un apego de excesiva protección. 

Ahí tenemos la problemática que surge cuando los niños deben ir al preescolar a la edad de 2 años y medio o 3 años. Aquellos que han estado en guardería, el momento resulta familiar, se adaptan fácilmente, pero, quienes han estado con la mamá o con algún familiar son los que regularmente presentan problemas para adaptarse, tanto ellos como los padres reflejan angustia y ansiedad de separación. Este gran cambio es solo el principio, después vendrán las salidas con los compañeros, las fiestas, las citas amorosas, es inevitable. Si bien nadie nace sabiendo ser padre, debemos tener claro lo importante que es que, como seres individuales “dejar ser” es el ingrediente primordial que ayudará a enfrentar el ver crecer a los hijos. 

El primer día del preescolar se puede enfrentar, explicando a los niños el motivo de la separación, así como el beneficio que van a obtener con esta nueva experiencia escolar, y lo más importante: convencerse a sí mismo de lo que se les explica a ellos, transmitiendo siempre la seguridad de que todo “estará bien”. 

Acompañar a los hijos en este gran día es una de tantas tareas de ser padres con calidad.

·         Mónica Roldán
Estudiante de 6° semestre de psicología monnroldan@gmail.com